La fotografía tiene un código propio, un lenguaje, unas reglas de composición. Algunas como hemos visto, dependen de formas culturales compartidas de percibir. Otras se trata de los alcances y las limitaciones del propio medio y sus herramientas: la cámara y sus lentes.
Obviamente, la fotografía puede parecer que retrata fielmente “lo real” o, en ciertos casos, lo visible, cuando en realidad no es así. La fotografía ve las cosas de una forma parcial, con la organización que el fotógrafo quiera y jamás consigue una traducción fiel de la realidad. El fotógrafo es siempre un manipulador, porque se trata de mostrar su realidad y puntos de vista y no lo real (que se duda filosóficamente hasta de su existencia!)
Dependiendo del punto de vista del fotógrafo, una toma puede hablar de distintas cosas. Y uno de los elementos que van a sustentar ese punto de vista, además de la posición de la cámara, son las lentes que use. Cada lente tiene su forma particular de ver y eso en el lenguaje visual es una herramienta expresiva.

Podemos hablar de tres tipos básicos de objetivos fotográficos, los cuales tienen ciertos efectos en la toma: las lentes normales, las lentes de tipo gran angular y los teleobjetivos.
Qué son? La lente se considera “normal” porque emula la visión del ojo humano. El llamado factor de recorte, es decir que el formato del sensor de las cámaras DSRL tiene un tamaño diferente a las antiguas cámaras (donde el formato de la película era en diagonal de 35 mm que se toman como referencia y los nuestros son más pequeños), va a modificar la distancia focal del lente. Entonces una lente normal para nuestras cámaras está entre una distancia focal de 35mm a 50mm, y van a tener un ángulo de visión entre 45 a 60 grados.
Las lentes consideradas como grandes angulares son aquellas que están por encima de los 50 grados de apertura en su ángulo de visión, son muy utilizadas para hacer trabajos de paisaje o cuando los espacios entre los objetos a fotografiar y la cámara son muy reducidos. Estas lentes presentan lo que se denomina como error de perspectiva, debido a que su ángulo es más amplio que la vista, lo cual modifica la proporción de los objetos en el cuadro, pues un elemento se verá mucho más largo de lo que en realidad es. Dentro del grupo de gran angulares entra también una “familia” de lentes a la que se le denomina ojo de pez y tienen la particularidad de proporcionar un ángulo fotográfico superior a los 120 grados, incluso hay algunos que llegan a los 180 grados de visión, provocando una distorsión que se usa como recurso estético muy interesante.

Las lentes llamadas teleobjetivos se dividen en dos grupos básicos, las fijas y las móviles –zoom- ambas tienen la característica de tener un ángulo menor a los 30 grados de amplitud de visión, llegando a menos de 12 grados en algunas lentes; y se utilizan generalmente para hacer acercamientos a objetos que se encuentran a distancias considerables de la cámara. Los teleobjetivos son las lentes favoritos de los fotógrafos de deportes y de guerra por razones obvias, ya que permiten focalizarnos en sujetos que están sumamente alejados de nosotros sin que ellos perciban nuestra presencia debido a la distancia a la que nos encontramos a la hora de fotografiar con estas lentes. Otra particularidad de estas lentes es que tienden a comprimir los planos, o sea que generan un “aplanamiento” entre el sujeto y el fondo, perdiendo la sensación visual de profundidad, lo cual facilita los desenfoques de fondo.
Pero será en la experimentación y en la búsqueda personal donde un fotógrafo va a tomar la decisión de usar una u otra lente, dependiendo de los que desee expresar. Es por eso que a priori no existen lentes adecuadas para un trabajo o especificas para algo. Todo depende de lo que deseamos hacer.